miércoles, 6 de marzo de 2013

Por fin llegó...

Casi podría decir que desde enano, o más bien desde que saboreé las mieles del esquí, siempre he querido ser de aquellos "locos" que subían montañas para después deslizarse por sus blancas laderas. Finalmente, este domingo tuve la oportunidad de conocer estas sensación de mano de los Clemente jejjej
Después de haberme comprado todo el material el año pasado, y teniéndolo cojiendo polvo toda la temporada pasada -¿seré gafe?- este año podemos disfrutar, como ya sabreis, de un gustoso paquetón de nieve en todo el Pirineo. El destino elegido en esta ocasión para mis primeras bajadas, fue el valle de Zuriza (Ansó). 
Hacía días que no subía al piri y disfrutaba de un paseo por este...y la verdad que no veo el momento de volver, a ver si se tranquiliza un poco el tiempo. Según nos acercábamos a nuestro destino, cada vez se veían más esquiadores con sus respectivas furgonetas (mmm ¿dónde las regalan?), por lo que subimos hasta el refugio de Linza, pero allí tampoco hubo suerte. Finalmente, después del madrugón infructuoso visto la cantidad de sitio que había para aparcar, bajamos hasta la Fuente de los Clérigos para salir desde ahí.

Clemente (hijo) calzándose las botas

¡Por fin con las focas puestas!

A eso de las 9.30 (por lo que pone en las fotos) el quinteto formado por Ángel, Pepe, José, Carlos, Jorge y yo pusimos rumbo hacia el Chinebral de Gamueta (2.312 metros). Primeros metros para acostumbrarme a las focas; aunque rápidamente me siento cómodo y puedo disfrutar del paisaje que nos rodea. El camino empieza con un repecho que ya te deja caliente y luego toca un paseo por un hayedo hasta que de nuevo empiezas la ascensión por el valle.

Jorge en primer plano; Ángel y José al fondo

Cada uno subimos a nuestro ritmo -Ángel tira para alante como si nada y te espera cigarrillo en mano...impresionante- sin complicaciones y disfrutando de este inmenso Pirineo que este año esta guapo guapo. A mitad de subida, Carlos tiene que darse la vuelta vistas las palas que aún nos quedaban por subir...lástima porque desde arriba disfrutamos de unas vistas increíbles.

Jorge y Pepe hacia el collado

José y Carlos en un buen repecho

Un sarrio que no se perdió nuestra subida

Grupo cimero

Padre e hijo en la cima

Como colofón final a tan buen día, quedada lo mejor: la bajada. Como ya digo, nunca había antes había hecho esquí de travesía...y vaya sorpresa -tan agradabilisisisisima- me dí cuando comencé a deslizar. ¡Vaya nieve! Eso si que es polvo y no lo que nos intentan colar en las estaciones...Como novatada, me tocó comer un par de veces nieve, pero con los consejos de los "profes" poco a poco le fui cojiendo el tranquillo...ahora solo toca subir y subir al Piri, la mejor forma para aprender a no caerse jejej Os dejo la secuencia de un giro de Jorge.



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